Anomalisa | Reseña
- Manuel Rodríguez
- 21 feb 2016
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 28 jul 2022
Puntuación: 7.9/10

Michael Stone es un escritor de libros sobre el servicio al cliente. Durante la víspera de una conferencia que preside, conoce a la mujer que hará que sus esperanzas sobre el amor y la vida renazcan.
Esta es la tercera ocasión en la que Charlie Kaufman dirige para la gran pantalla. Es conocido por sus galardones en los BAFTA y en los Óscar, ambos como guionista. Entre sus colaboraciones como escritor, las más aclamadas han sido Eterno resplandor de una mente sin recuerdos y Todos quieren ser John Malkovich. En sus películas reina el humor nostálgico, casi negro o deprimente. Kaufman suele agregar un tinte de tristeza a una historia humorística, y eso hace tan especiales sus películas. Anomalisa, aparte de no ser la excepción a la regla, es una brillante muestra de su talento como director. Anomalisa es la historia sencilla de un hombre (?) que va a un hotel a dictar una conferencia y luego regresa a su casa. Esto podría quedarse así si no fuera por la creatividad de Kaufman. En principio, hay que aclarar que para ser una película animada, no se queda corta de emociones humanas, de expresión de pasiones, de conflictos existenciales, de dramas humanos. Por esto mismo no se puede reducir la trama a una historia plana. Hace falta examinar las escenas, los juegos con el espectador, los juegos que se hacen en la película misma, el cuidado por brindar una experiencia gratificante. Por ejemplo, es extraño darse cuenta de que todos los personajes tiene voz neutral. Todos menos Michael (el protagonista) y Lisa (La protagonista); sin embargo, es placentero descubrir por qué. Desentrañar los misterios del filme es un pasatiempo emocionante, y es una afirmación al cuidado que se le dio a la producción. En la primera escena está Michael en un avión, abriendo la carta de un viejo amor que dejó olvidar. La carta comienza más o menos así: “Púdrete, Michael, en serio, púdrete”. Al principio, la película es una sucesión de hechos monótonos: Michael llama a su esposa, le compra un regalo no deseado a su hijo (una antigua muñeca China en una tienda de juguetes sexuales) y regresa al hotel. En seguida, Michael llama a su ex-novia desde el hotel y le piden que se vean, pero algo ha cambiado. Su voz no es la misma. La magia de su voz se ha perdido, y la velada en la que se reúnen termina siendo un desastre. Michael está desorientado. Busca reencontrar el amor, darle sentido a su vida. Sin embargo no parece lograrlo. Hasta que, en un ataque de soledad y pánico, encuentra a Lisa.

La voz de Lisa es diferente. Es mágica. Michael se enamora y disfruta su noche con ella. Sin embargo, por la mañana suena el teléfono. Lo llaman de recepción y contesta. El gerente del hotel lo necesita, así que va. Le dice que no puede estar con Lisa, que se acueste con todas las secretarias que quiera, ¡pero no con Lisa, Michael! Así que corre. Busca a Lisa, agarra su mano. Salen corriendo y la luces del corredor se apagan, ¡rápido! El mundo no quiere que estén juntos… Michael se despierta. Todo había sido un sueño. (¿No es esta escena fabulosa?) Casi al final del filme, Michael no logra encontrar el amor: Lisa pierde su voz, esta se vuelve como la de los demás; deja de ser mágica. Así que él regresa a casa. Saluda a su esposa, y su hijo le pide el regalo. Le entrega la muñeca, pero el niño la desprecia. Sin embargo, la muñeca canta… Su voz es diferente, es mágica.
Con esto se termina esta experiencia maravillosa que es Anomalisa. Vale la pena echarle un vistazo. Pásese por Anomalisa, disfrute lo raro y lo divertido que puede llegar a ser, e identifíquese con unos muñecos de lana. Por esto, y por su producción, es una gran propuesta para ganar en los próximos Premios de la Academia.
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