Columna de Opinión | Sobre Netflix y la Nostalgia del Cine en la Pantalla Grande
- Manuel Rodríguez
- 19 jul 2017
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 28 jul 2022

En el Festival de Cannes de este año se presentaron dos películas que competían por la Palma de Oro las cuales fueron producidas por Netflix. Paradójicamente, las películas no se podrían ver en la pantalla grande, porque la política de Netflix no lo permitió, por más de que los organizadores de Cannes intentaran encontrar un punto de acuerdo. Estas dos fueron Okja del director Bong Joon-Ho, y The meyerowitz stories, de Noah Bauchman con Ben Stiller y Adam Sandler en los que pueden ser sus mejores papeles en años. Aunque las películas no salieron de competencia, ninguna recibió premio alguno, y se estableció la regla de que ninguna otra película, para futuras ocasiones, podría estar en competencia y no poder ser vista en pantalla grande. Cuando discutía con varias personas sobre los recientes comentarios acerca de las nuevas plataformas de streaming me parecía que la conversación se iba siempre hacia el lado del gusto. En otras palabras, no podía tener argumentos suficientes para situarme al lado de ir a cine en vez de sentarme en mi casa a ver una película, y por otro lado, los argumentos de mis conocidos no me satisfacían enteramente tampoco. Sin embargo no puede ser solo cuestión de gusto. El producto final, que es la película misma, no cambia nada de una pantalla grande a una pequeña. La discusión de Netflix no atañe tanto a lo que es la estructura del cine, porque sigue igual, como al diálogo de la película con el espectador. No hay cine si no lo ve nadie; ver una película es confrontar, por hora y media o más, las ideas del mundo que tenemos contra otras, es entrar a discutir sin posibles salidas, aunque siempre se puede parar la película, en el caso de Netflix, o salirse del teatro, en el caso de ir a cine. Así que tampoco se trata de no poder escapar de una conversación. Después de todo, el arte si no se disfruta se vuelve como un trabajo, monótono, aburrido, desesperanzador. En la rueda de prensa de Cannes se presentó la oportunidad—o la inoportunidad—de discutir sobre estas nuevas plataformas, siendo Netflix la más conocida. Almodóvar, el presidente del jurado, tenía una respuesta preparada para la ocasión, y expresa, para ser breves, su favoritismo por la pantalla grande. No dice que esté en contra de Netflix, pero sí cree que las plataformas deberían conformarse a participar teniendo en cuenta las reglas del juego, y el juego es que las películas puedan ser presentadas en pantalla grande. También hablaba del cine como una experiencia sublime, en el que espectador, ante una pantalla grande aprendía de humildad y se sumergía en la experiencia, lo cual, según él, no era posible en una pantalla pequeña. Debo decir que concuerdo don Almodóvar. Mi problema con ver películas ya sea en mi computador o televisor es que no me encuentro completamente aislado del mundo. Creo que la pantalla grande ayuda a que me sumerja, y a rendir humildad frente a una obra maestra, dado el caso. Pero de nuevo, habrá quienes no encuentren ningún problema con ver una película en Netflix. ¿Pero quién no puede decir que es más sobrecogedor ver Stalker de Tarkovsky en pantalla gigante que en streaming? Hay algo de sublime en la pantalla grande que no me deja de maravillar. Cuando voy a cine espero rendirme completamente frente a un mundo que me sobrepasa, y con el que puedo, sin embargo, conversar. En mi casa, por otro lado, la pantalla pequeña no me da la sensación de “inferioridad”, de culto al cine, piénsese. En propias palabras del director español: “Mientras siga vivo defenderé algo que muchos jóvenes ahora mismo no conocen, que es la capacidad de hipnosis que tiene una gran pantalla frente al espectador”. Almodóvar defiende la pantalla grande argumentando la capacidad de hipnosis, pero como no es un hecho científico, otra vez me parece que se reduce al gusto. No sé qué tanto sea así para otros. No sé si los jóvenes sientan lo mismo que sentían hace 40 años nuestros padres, y mi generación cuando era niño. De aquí a su edad, hay un espacio indefinido, el espacio del cambio, el espacio del gusto. Por otra parte, Christopher Nolan, quien recientemente estrenó su épica—en términos también de tamaño—película de 70mm, Dunkirk, también está a favor de la pantalla grande. Es interesante que usara casi exactamente los mismos argumentos que Almodóvar. Primero, el director piensa que Netflix está perdiendo mucho en el momento de no entrar en el juego de la industria cinematográfica, como se explicaba anteriormente. Sin embargo, no condena todas las plataformas de streaming, como Amazon, que ofrece 90 días en los teatros antes de lanzar su película a través de su plataforma. Pero vuelve a estar en línea con Almodóvar porque para su película solo consideraba el lanzamiento teatral apto, pues quería que el espectador sintiera que estaba allí. No estoy tan seguro de lo que pensarían las generaciones de ahora, o incluso algunos de mi generación. La discusión por la cultura termina siendo una discusión generacional, de gusto, de códigos generacionales. Como no pude encontrar una respuesta adecuada a por qué me gusta la pantalla gigante más que la pantalla pequeña, supongo que lo más cercano a responder con sinceridad es que tal vez sí es por gusto, y por una ligera nostalgia de una tradición que se está acabando. De verdad amo ver películas en pantalla grande. Hay una conexión que no siento cuando las veo en mi computador, y hay todo un ritual que se está perdiendo, porque lo que más tenemos que tener en cuenta es que cada nueva plataforma -y las viejas-, acaban con unos rituales sagrados. El ir a cine no solo incluía ver la película, sino también el hecho de tener que estar preocupado por no hacer ruido, o el hecho de que a uno le haya tocado sentarse al lado de alguien ruidoso, también. Hay ciertas cosas pequeñas que completan la experiencia. El gusto personal, y una gran nostalgia, son mis razones para preferir ir a cine.
la industria del cine ha tenido que recurrir a Netflix. Todos esos contenidos que estaban en los almacenes del sector han encontrado acomodo en la plataforma, donde el consumo se ha disparado. Esto también le ha venido de cine a la compañía californiana, que ha tenido que acelerar los procesos de edición para seguir alimentando su ingente catálogo.