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Reseña | Les Yeux sans Visage (Ojos Sin Rostro)

  • Foto del escritor: Manuel Rodríguez
    Manuel Rodríguez
  • 25 jul 2017
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 28 jul 2022

Puntuación: 8.2/10

Ojos sin rostro es la historia de un cirujano plástico que tras haber causado la desfiguración del rostro de su hija en un accidente de carro, toma decisiones extremas para devolverle su belleza. El doctor Génessier (Pierre Brasseur) y su cómplice/amante Louise (Alida Valli) secuestran mujeres con el fin de quitarles sus rostros e intentar implantárselos en el rostro de su hija (Edith Scob), quien en la mayor parte de la película usa una máscara que solo permite ver sus ojos.

Podríamos extendernos en consideraciones dramáticas, en la manera en la que se desarrollan los hechos, y bien es cierto que hay varias escenas que son memorables e importantes dentro del marco narrativo de la película, pero el título mismo ofrece una línea de análisis por la que podemos considerar que Ojos sin rostro sigue siendo relevante hoy en día. Lo primero que llama la atención es el claro extrañamiento que se siente al escuchar el título. ¿Ojos sin rostro? ¿No será más bien un rostro sin ojos? Parece lo lógico, pero dentro de la película el título juega un papel importante, y sobre todo si tenemos en cuenta que esta es considerada como surrealista. Lo primero que podemos notar es la intención de extrañar al espectador de una cotidianidad supuesta. Anteriormente Franju lo había logrado con Sang des bêtes (La sangre de las bestias), un retrato crudo de un matadero, que sin embargo maneja la artificialidad con consciencia para hacer un acercamiento más preciso de la realidad; en otras palabras, Franju no intenta, en su documental, reflejar la realidad, que por demás sería un propósito pedante, sino que consciente de la artificialidad de arte, decide interpretar la realidad, lo cual termina por ofrecernos uno de los documentales más memorables del siglo XX. Hay una intención de extrañamiento en las imágenes que se nos presentan, al igual que en el título de Ojos sin rostro. Como anteriormente explicábamos, esto es importante dentro del movimiento surrealista, al menos al que está adscrita la película de Franju, porque lo que se buscaba era un choque que comienza con el extrañamiento y el horror. En otras palabras, Franju buscaba un extrañamiento de la vista, romper el ojo que no deja entrever la realidad. El director francés trabaja esto a través de la artificialidad, pero la artificialidad que se vuelve más real que la realidad, la realidad que se vuelve pura artificialidad.

Este choque de imágenes crudas, del horror que resultaba del extrañamiento de las imágenes resultó con lo que conocemos como Ojos sin rostro. Recordemos la escena en la que presenciamos cómo es arrancado el rostro de una mujer para implantárselo a Christiane, la hija de Génessier. El resultado de este horror era un acercamiento, una crítica a la realidad que no nos atrevemos a ver. El propósito de esta película es que saltemos con el horror, que nuestros ojos sean rasgados. Gracias a esto se puede interpretar, por ejemplo, que Ojos sin rostro es una crítica a los procesos modernizadores del siglo XX que terminaron por ser explotados en la Segunda Guerra Mundial. Tal vez una de las razones por las que las personas se desmayaban era porque hablaba directamente a un trauma histórico de manera chocante, el cual quería ser olvidado; como recordatorio de los experimentos nazis tenemos al propio doctor, quien hace experimentos con perros y palomas. Por supuesto, la película hace más que poner en tela de juicio los alcances y propósitos de la ciencia, en este caso para la belleza (que puede ser un tema que nos habla más ahora como espectadores que el holocausto). La película también plantea preguntas sobre la identidad, ¿si perdemos nuestro rostro seguimos siendo nosotros mismos?, sobre la guerra, sobre la violencia en sí misma, sobre el inconsciente deseo humano, entre muchos otros. Lo interesante de Ojos sin rostro es que su crudeza nos sigue hablando hasta el mínimo resquicio de nuestros corazones como humanidad, nos sigue preguntado cosas, abriendo temas que queremos ocultar, como la preponderancia del poder de la vista en una época en la que cada vez se vuelve más importante mirar más allá, rasgar los ojos.

Por lo anterior es importante tener en cuenta el extrañamiento. Franju buscaba mirar cada día las cosas como extrañas, el horror cotidiano. Bien podemos afirmar que la película es una crítica a la falta de extrañamiento, a los ojos cansados que no son capaces de soportar el dolor del reconocimiento de la época a la que son sometidos. Ojos sin rostro porque es a lo que los personajes están atados, lo cual los lleva a cometer crímenes sin consideración de sus víctimas, solo por una búsqueda de la belleza y del perfeccionamiento científico. Sin embargo, no podría terminar sin hablar de Christiane, la hermosa Christiane, que al final decide relevarse contra el padre (y que luego no digan que no podemos interpretar la película desde una perspectiva freudiana también) y acabar con sus planes, aceptando su destino y teniendo, esta vez sí, el rostro sin ojos. Como último ejemplo, tenemos a una Christiane que nos interpela y acepta el dolor de poder ver, en efecto, de poderse ver a ella misma.

Antes de terminar, sería un pecado no hablar del soundtrack de la película, otro extrañamiento más por parte del genio de Maurice Jarre. Es un balada que acompaña a la hermosa Christiane cuando recorre la mansión de su padre, cuando decide llamar a su novio (que además la cree muerta), y no sería lo mismo si no fuera por la interpretación de Edith Scob, que le ofrece al personaje un carácter delicado pero al mismo tiempo poderoso a través de la gesticulación de su cuerpo.

Bibliografía: Lowenstein, Adam. “Films without a Face: Shock Horror in the Cinema of Georges Franju.” Cinema Journal, vol. 37, no. 4, 1998, pp. 37–58. JSTOR, www.jstor.org/stable/1225726.

 
 
 

תגובה אחת


Camino a la libertad
Camino a la libertad
13 ביוני 2020

Es una película de terror sin sangre. Lo que en mi opinión inquieta y, en cierta manera, asusta de esta película es la frialdad con que se lleva a cabo la crueldad, algo que sin dudas podemos todos observar.

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